Conocí a Nazareth y a Samuel una año antes de su boda.
Ellos me hicieron partícipe de todas sus ilusiones, de sus planes. Me contaron sus historias de vida y sus sueños.
Se convirtieron en personas muy queridas para mí.
No tengo palabras que me permitan describir la boda de Samuel y Nazareth.
No puedo expresar con palabras lo que sí pude contar con imágenes.
La Felicidad, así con mayúsculas, es lo que vi ese día en ellos, en sus familias y en sus amigos.
Naza y Samuel, ustedes saben que les deseo lo mejor de todo corazón.
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